sábado, 6 de junio de 2015

Leonid Rogozov, el hombre que se operó a si mismo.


Nunca sabemos lo que somos capaces de hacer cuando nos encontramos en situaciones desesperadas.
Una situación así se le presentó a Leonid Rogozov, un médico ruso que en abril del año 1961 se encontraba en la Antártida con un equipo de investigadores rusos cuando comenzó a sentirse mal.
Los síntomas parecían ser de peritonitis y la solución pasaba por una rápida intervención quirúrgica. Sin embargo, en aquel lugar no existía ningún recursos médico que le permitiera afrontar esta operación de forma inmediata, por lo que no quedó otra opción que realizar el mismo la operación.

La operación comenzó alrededor de las 22:00 el 30 de abril de 1961. Rógozov se inyectó en la pared abdominal una solución de 0,5% de novocaína como anestesia local. Con la ayuda del conductor de tractores y el meteorólogo, que le alcanzaban los instrumentos y la utilización de un espejo para observar las áreas no directamente visibles, mientras que Rógozov estaba en una posición semireclinada, se volvió hacia su lado izquierdo. 

Rógozov hizo una incisión de unos 12 cm para buscar el apéndice. Media hora después del inicio de la operación empezó a sentir debilidad general y náuseas, por lo que de ahí en adelante tuvo que hacer varias pausas para descansar. Según su informe, el inflamado apéndice tenía una perforación de 2 × 2 cm en la base. Rógozov inyectó antibióticos directamente en la cavidad peritoneal. Cerca de la medianoche terminó la operación.

Después de un breve período de debilidad posoperatoria, los signos de peritonitis desaparecieron. La temperatura de Rógozov volvió a la normalidad después de cinco días. Siete días después de la operación, Rógozov retiró los puntos de sutura. En unas dos semanas pudo reanudar sus actividades normales.

Referencias:

viernes, 1 de mayo de 2015

El monje inmolado.

Hacia las 9 de la tarde del 10 de junio de 1963,  Thich Duc Nghiep, portavoz del movimiento activista  Xa Loi Pagodaun llamó por teléfono al periodista  Malcolm Browne  para advertirle de que al día siguiente iba a ocurrir un hecho importante en el centro Saigon, recomendándole encarecidamente que estuviera presente.
Siguiendo sus instrucciones, el día siguiente Browne y otros periodistas,  llegaron  a las 7:45 a la pagoda Tu Nghiem, 15 minutos antes de la hora convenida.  Después de asistir a los servicios religiosos de la comunidad budista,  las 9 de la mañana, unos 350 monjes se dirigieron en procesión a la pagoda Xa Loi, precedidos lentamente por un Austin de color  gris. 


Seguidamente, recitó las palabras «Nam Mô A Di Đà Phật» («homenaje aBuda Amitābha»), prendió posteriormente un fósforo y se lo arrojó al cuerpo, que comenzó a consumirse en silencio. En ningún momento se escucharon lamentos ni gritos de la figura ardiente.
Las últimas palabras de Thích Quảng Đức quedaron registradas en una carta que escribió antes de suicidarse:
Antes de cerrar los ojos y dirigirme hacia la figura de Buda, suplico respetuosamente al presidente Ngô Đình Diệm que tenga compasión de los habitantes de la nación y que desarrolle una igualdad religiosa que mantenga la fuerza de la patria para siempre. Llamo a los venerables, reverendos, miembros de la sangha y predicadores budistas para que se organicen y hagan sacrificios con el objetivo de proteger el budismo.
Referencias: 

jueves, 30 de abril de 2015

Dorothy Counts, un paseo de fe.



 No era una mañana cualquiera para Dorothy Counts aquel 4 de Septiembre de 1957 en Charlotte, Carolina del Norte.  Con apenas 15 años, iba a salir de casa para asistir a su primer día de clase en el Instituto Harry  Harding , una institución solo para blancos en una ciudad solo para blancos de un estado solo para blancos. 
Ninguna persona de raza negra se había atrevido a dar este paso antes en un estado segregacionista en Estados Unidos.
Frente a la puerta del instituto la esperaba una multitud con la consigna de hacer de ese recorrido un calvario que la obligara a echarse atrás de tan ridícula determinación. Dorothy tenia 15 años y  sabia lo que iba a ocurrir, pero su determinación y valentía, hicieron posible que cumpliera su propósito simplemente porque creía en la igualdad de derechos de las personas. Quizá en la américa de aquellos años muchos negros valientes mostraran abiertamente su protesta por algo que hoy nos parece obvio, y sus acciones pasaran totalmente desapercibidas. 
Sin embargo, todo lo que ocurrió aquella mañana fué inmortalizado por la cámara de Don Sturkey, del Charlotte Observer . Sus fotografías se difundieron rápidamente por los medios de comunicación y el mundo entero fué testigo de aquél suceso. Este vídeo nos hace protagonistas de aquel suceso.




El final de la historia de Dorothy Counts-Scoggins es conocida.  Tuvo que marchar de Charlotte 4 dias después de aquel suceso porque las autoridades no podían asegurar su integridad. Volvió al poco tiempo a vivir a Charlotte, donde se graduó en Psicología. Dedicó su vida profesional a cuidar a niños sin recursos y actualmente vive  retirada en Charlotte. 

Recientemente declaró que " Lo que ocurrió aquellos días me dejó claro lo que quería hacer. Siempre quise trabajar  para asegurar que no ocurran cosas malas a otros niños ".
A raiz del eco que tuvieron las fotografías de Sturkey , las autoridades de Charlotee promovieron la integración racial en su comunidad. 

Referencias: 

sábado, 25 de abril de 2015

Rogelio Herques Ibarreta


En el cementerio de Sahagún, en la provincia de León, existe un monolito eregido a la memoria de D. Rogelio Herques Ibarreta, Desde muy pequeño, todos los días de difuntos y alguno más, mis padres nos llevaban al cementerio a visitar a nuestros antepasados allí enterrados, y siempre me llamó la atención el murciélago que se encuentra tallado en dicho obelisco. Mi abuela me contó que allí estaba enterrado un prohombre de Sahagún que se había suicidado nada menos que en Montecarlo. Nunca más llegue a conocer más detalle de aquella historia, hasta que la casualidad hizo que me encontrara un par de publicaciones periodísticas que , no solo relataban cómo había sido aquel suicidio, sino que además, me desvelaban la curiosa historia de aquél personaje del cual quizá comparta parte de mi mapa genético.



La historia parte de la noticia que apareció en el Journal de Monaco el dia 5 de Junio de 1888. La noticia decía así: 
















«Al cerrar esta edición, hemos podido saber que, ayer por la tarde, la villa Anita, en la Rousse, ha sido teatro de un drama familiar, debido a disensiones de orden puramente privado. M¿, de origen español, acababa de llegar, como de costumbre, a cenar con su hermano y su cuñada, propietarios de la villa. Cuando la criada se disponía a servir los postres, oyó varios disparos de revólver y, corriendo hacia el comedor, vio cómo el invitado hizo nuevos disparos sobre el dueño y la dueña de la mansión. La sirvienta corrió a la calle pidiendo socorro, pero el asesino, volviendo el arma contra sí mismo, se había suicidado. Los carabineros de San Román y los agentes de policía, que acudieron ante los gritos de la doncella, sólo pudieron constatar la muerte de tres personas, que fue confirmada, pocos momentos después, por el doctor Colignon».




El autor de los disparos era Rogelio Herques Ibarreta y las victimas eran su hermano mayor Robustiano Herques y su cuñada.   Parece ser que su cuerpo fué traído a Sahagún donde fué enterrado en la " Sepulcro del diablo ", en el que no hay ningún signo religioso..

Su historia no deja de sorprenderme, por cuanto Rogelio tenia su residencia en la pequeña localidad de Sahagún, que por aquel entonces contaba no mas de 3000 habitantes. 

Rogelio , nacido al parecer en 1843,  era hijo de León Herques Ibarreta, diputado provincial y nacional, magistrado y presidente de la audiencia Pretorial de La Habana.  Su madre fué Inocencia Navas García. 
La vida de Rogelio fué muy intensa. Gustaba de viajar por medio mundo y pasaba largas temporadas en Nueva York, donde tenia negocios con su hermano Robustiano. 
Rogelio, ademas de jugador empedernido, era un ateo militante. Llegó a escribir una obra titulada " La religión al alcance de todos ", un alegato anticlerical del que parece que llegó a vender mas de medio millón de ejemplares en aquel tiempo y que le ganó la enemistad perpetua de las autoridades eclesiásticas. 

Fernando Sánchez Gómez, vinculado por sangre y afinidad a los Herques, farmacéutico y empresario agrícola de Sahagún, archivo viviente de la villa, con más de cien años cumplidos en completa lucidez, oyó decenas de anécdotas sobre Rogelio a quienes le conocieron. -Mi padre y mi abuelo, que también fueron farmacéuticos, tuvieron mucho trato con él y contaban que era hereje y anticlerical rabioso, alto y magníficamente plantado, buen mozo, un tipo juerguista y deslenguado, disoluto, pendenciero y amante de la buena vida, generoso e independiente. A mi suegro le regaló un magnífico reloj de pared que yo conservo. Aunque viajaba de continuo, tenía su domicilio oficial en Sahagún, con una gran biblioteca a su disposición (aparte de un tercerola, eso sí, sobre la mesa de lectura), y aquí escribió el libro. Vivía de las rentas y del juego. Varias de las pinceladas de Fernando Sánchez quedan confirmadas con un vistazo a la colección de 24 espléndidas fotos de Rogelio Herques de que dispone el autor de estas líneas gracias a la gentileza de amigos de buena ley. Rogelio, vestido siempre con elegancia y leontina de oro al chaleco, no aparece casi nunca totalmente rasurado sino con un mostachón de puntas largas y raramente con barba o con chistera.


Referencias:

domingo, 19 de abril de 2015

El Capitán Martín Villafranca

La salvaje matanza de los españoles en Islandia durante el invierno de 1615Estos días, se ha hablado mucho de la famosa matanza de marineros vascos en Islandia, acaecida allá por 1615.
En el relato de los sucesos hay dos cosas que me llamaron la atención. La primera es la madera de la que tenían que estar hechos aquellos hombres del Siglo XVII que surcaban los mares mas peligrosos en unas condiciones mas que precarias.En segundo lugar, la descripción de la tremenda muerte del Capitán Martin Villafranca.

La descripción de los hechos que nos ha llegado es la siguiente.
Después de varias visitas amistosas, en el invierno de 1615, las expediciones de balleneros vascos llegaron a dos enclaves: Pedro de Aguirre y Esteban de Tellaría decidieron pasar el invierno en Vatneyri, (Patreksfjörður) mientras que la tripulación del Capitan Matín Villafranca zarparon al norte rumbo a  Dýrafjörður.

Mientras el Capitan Villafranca y 12 de sus hombres fueron al norte a cazar ballenas, el resto de la tripulación que quedó en la base revolvió los ánimos de la población local al descubrirse que algunos de ellos habían robado pescado seco entrando en la casa vacía de un comerciante de Þingeyri.  Los campesionos soliviantados asaltaron de noche la cabaña donde dormían los «vizcaínos». Tras matar a los guardianes nocturnos, el grupo armado asesinó a los españoles que se encontraban dentro, unas 15 personas. El único superviviente fue un joven de nombre García que logró esconderse bajo la cabaña y más tarde se unió al grupo de Pedro de Aguirre y Esteban de Tellaría. No satisfechos con el nivel de brutalidad desatado, los islandeses mutilaron los cadáveres, «deshonrados y hundidos en el mar, como si fueran paganos de la peor especie y no pobres e inocentes cristianos», como explica Jón Gudmunsson en su relato de la masacre favorable a los católicos.

Se formó entonces un grupo que fué a buscar a Villafranca , dándoles  caza en la Isla de Aedey . El propio capitán pidió clemencia para los suyos:  “Aquí, en esta tierra, yo obedecí la ley, y como dice mi carta, ofrecí el diezmo; haré cualquier cosa por la paz y porque vida y bienes nos sean respetados”. Con promesas de respetar sus vidas si deponían las armas el capitán vasco se arrodilló y entregó su espada.
A continuación, dio comienzo una autentica carnicería. Uno de los hombres de Magnússon asestó un golpe con su hacha a Villafranca en la garganta, pero erró y le quebró la clavícula. Villafranca, un hombre corpulento, pudo en aquellas condiciones deshacerse de los tres hombres que lo retenían y corrió hacia el agua, nadando en las frías aguas del fiordo para asombro de los perseguidores, que lo apedrean desde la costa. Tras mucho tiempo en el agua decidieron ir tras él en tres botes y, finalmente, Björn Svensson le pegó un golpe en la frente y, arrastrándolo hasta el bote, le cortaron una mano. Luego lo llevaron flotando a la costa y lo desnudaron. Le abrieron el pecho a cuchillo, causando una cortadura hasta la cintura. Entonces Villafranca se levantó por última vez y murió, al caer del cuerpo las entrañas. Trasladaron luego el cadáver al mar, pero al cabo de dos días el cuerpo volvió a la playa en Ögurshólmar donde sería enterrado. 
Y así murieron los restantes 12 hombres de Villafranca.
Referencias: Diario ABC